124. If you don't want their life, you don't want their money.

Comparison trap, WhatsApp messages and a letter to Ángela.

If you don't want their life, you don't want their money.

We tend to fall into a comparison trap every so often but we do it all wrong, we only focus on one aspect of people’s lives and we leave out the rest.

You want the house but you don’t want to have to work your whole life as they do to pay off the mortgage.

You want to travel the world and try incredible cuisine but you don’t want to live out of a suitcase, have language barriers, apply for visas, do the research beforehand and get on a plane every three weeks.

You want the gorgeous wedding but you don’t want to even think about putting your partner's divorced parents and your divorced parents in the same room together.

You want the money that they have in their bank account but you don’t want the 9-5 job, the Monday to Fridays, the meetings, the stress, the commute, the boss, the tied down feeling.

We all know how bad it is to compare ourselves to others but sometimes our mind spirals and we end up jumping into the rabbit hole of comparison and there’s no light down that hole. There’s absolutely nothing positive or healing down there. The only thing you’ll find is the complete opposite of anything good or nice, and then you’ll have to work even harder at digging yourself out. I truly love my life but I sometimes fantasise and play out other realities in my mind.

I imagine myself in an attic in Paris, living my hot girl life, going to reformer pilates classes, going on silly little walks to buy coffee, wandering around a bookshop filling my Longchamp bag with new soft covers, ordering food to my doorstep. It all sounds so cute, heavenly and YouTube-able until I force myself to look at the realistic side and suddenly see: Tonnes of paperwork to rent a flat in Paris, the reality of living in a 30 m2 apartment, the city noise as I open my window, the five flights of stairs with no elevator, the 1.000 euros (minimum) it’s going to cost to rent the shoebox, the amount of work I’ll have to do to earn enough money for the pilates classes, the books, the coffee and the takeout (plus the more boring expenses like electricity, water, gas, internet and metro card) and then I remember why I left Barcelona.

114. My type of luxury is cheap.

I imagine myself opening my banking app and seeing 4.000 euros and I drool. What would I buy myself? Would my life be any different? Would I feel more secure? Would that money be a safety net? I imagine the things I’d buy (books and more books) and then I bring myself back to my centre and I pull up the flashbacks of Barcelona life. There was money in my bank but there were also weekly acupuncture sessions to deal with the stress, 10kg of weight loss and menstruation loss because of the lack of health, nonexistent free time and ending every day mentally exhausted dreaming of Friday after work.

There are always two sides to every coin but we’re less accustomed to sharing the realities we don’t enjoy with the world. We’d much rather share the romantic parts and leave everyone wondering how we managed it.

<interlude>

Does anyone else receive 10 WhatsApp messages from their friends and say to themselves “I’ll reply later when I can give these messages my full attention” and then end up leaving it for three days because it’s become a super important task that you can’t get yourself to do because every day that passes you feel like a worse friend?

Querida Ángela

Llevo mucho tiempo queriendo escribir sobre nuestros días juntas en el pueblo, desde el 26 de enero para ser precisos, y ayer al hablar contigo por videollamada volví a conectar con esos recuerdos.

No te gusta conducir (como a mí, pero tú tienes carnet y yo no) y recuerdo tus viajes en coche hasta el pueblo donde vivía como una expedición por el Sáhara. Te esperaba en casa preguntándome si estarías bien y si estarías conduciendo sin ser una bola de pánico, pero no quería llamarte para asegurarme porque me veía provocando un accidente. Al final siempre llegabas bien y tranquila, hasta que había que aparcar muy pegadito a la pared donde los rosales.

Eres la única amiga con la que compartí mi vida en el pueblo y sé que el universo hizo que fuera así. A ninguna de mis amigas le gustan las vacas tanto como a ti, cuando vi las fotos analógicas de vacas en tu perfil de Instagram, supe que seríamos amigas cuando aún éramos desconocidas. ¿Es común gastar carretes en fotos de vacas? No lo sé, pero yo también lo hago.

Recuerdo nuestros paseos por el pueblo sin saber a dónde íbamos porque estábamos más centradas en la conversación y en ponernos al día de todo. Recuerdo llenarnos los bolsillos de piñas para que pudiéramos encender el fuego con mayor facilidad en casa, los iced lattes de matcha acompañados de cupcakes de red velvet con buttercream icing (hechos enteramente por ti) y aún sonrío al vernos en la terraza merendando al sol. Siempre estás sonriendo y por eso cuando pienso en ti, no puedo evitar sonreír.

Cuando pienso en nuestras quedadas en el pueblo, siento un aura de energía y emociones que ya no forman parte de mi presente, pertenecen al pasado y ahí se quedarán para siempre. Esa casa y ese pueblo guardarán nuestra energía hasta el final de los tiempos, y eso es mágico.

Las buenas noticias son que esa energía que se crea al juntarnos las dos traspasa pantallas y fronteras, y es inacabable. Ayer estaba agotada y de bastante mal humor, pero hablar contigo ayudó a transformar mi estado de ánimo en otro. Tu pelo corto pelirrojo, tu sonrisa, tus gestos con las manos cuando hablas y tu ropa siempre colorida me hizo sentir más ligera y sentí que se formaba de nuevo ese aura de Emily + Ángela en la cocina de mi casa cuando nos separaban 807 km.

Han pasado muchos meses desde esas quedadas en el pueblo y han pasado muchos meses desde que nos abrazamos por última vez en el banco debajo de tu casa, pero te siento cerca. Pienso en ti todos los días, escucho tus audios con ilusión, dejo tus mensajes tres días sin contestar porque soy un desastre y te echo mucho de menos.

STUFF I WANT TO SHARE ↓

1. Mila Aras
   has a section called “party of one” where she goes on solo dates, speaks about the experience and rates it. I love the idea and I love how she writes. You can read her latest party of one here, she went to the cinema.

2. stefffa.
   escribe cosas que me hacen explotar el corazón, en esta carta escribió sobre el jardín y me hizo conectar con mi jardín y el amor que le tengo.

3. Ainhoa Marzol
   escribe
   gárgola digital 🐸🍵
   y es mi imperio romano, no sé si lo he dicho ya, sino lo repito y listo.

4. pagesbymaria es mi otro imperio romano respecto a libros y YouTube, la amo y sus vídeos me dan la vida. Aquí tenéis el último.

5. Doobydobap en YouTube: all things food, some Korea vlogs. I liked this video especially.

6. No es influencer, pero es mi influencer favorita a partir de ahora: gecesiete en Instagram. Me ayudó por md con un troubleshooting de mi no poo champú routine y me salvó la vida.