Hoy es jueves y Tato aún no sabe que mañana vamos a Madrid los cuatro (cinco con Mobi) para celebrar su cumpleaños. Soy la peor guardando secretos y cada vez que hablamos con él repito en mi mente “no hables de este finde” o “no digas la palabra Madrid” porque además él está intentando sacarnos el plan que tenemos para su cumple y todos nos miramos con cara de póquer cuando nos pregunta.
Tato no es mi hermano de sangre, no le conozco desde que nació y tampoco nos hemos criado juntos. Le conocí cuando él tenía trece años y yo diecinueve, le conocí en Semana Santa en Málaga, le conocí con muchos nervios y miedo por conocer mi familia política por primera vez.
Cuando yo conocí a Tato, descubrí que se sabía cada palabra de la canción de Tumba la casa y que además con su voz de pito intentaba poner voz de reguetonero. Descubrí que le encantaba cavar agujeros muy profundos en la playa y meterse dentro. Descubrí que el pelo de Ricitos de Oro existe y que él tiene la suerte de tenerlo. Descubrí que estaba obsesionado con la música y que tardaba más en crear la cola perfecta en Spotify para su ducha que en ducharse. Descubrí que se sabía todas las letras de las canciones de rap y que además sabía la biografía de todos los raperos americanos. Descubrí que es un cómico y que el tiempo que pases con él, no pararás de reír. Descubrí muchas más cosas que no me cabrían en este post, pero lo que más me ha marcado es que: conocerle — descubrirle — me ha cambiado la vida para siempre.
Puede que sea el hermano de mi novio, puede que sea extraño llamarle mi tato porque en términos de genealogía eso sería algo preocupante, pero no es Alex, es mi Tato y lleva siendo “Tato” desde hace seis años y pase lo que pase, siempre lo será.
Mañana vamos a recogerle a él, a la mamá y a Mobi por la mañana para marchar hacia la capital. He estado guardando lugares para visitar por categorías en Google Maps. Al principio estaba perdida porque yo no conozco suficiente de Madrid como para elegir los mejores sitios, pero Tato me lo pone fácil:
*Búsqueda de Google: Las mejores tiendas de vinilos Madrid
Tiendas vintage Madrid
HUMANA Madrid
Si Tato puede pasarse 48 horas yendo de tienda de vinilo en tienda de vinilo sin parar, será feliz, incluso si no encuentra ningún álbum que le guste o se quiera comprar. A él eso no le importa, se decepciona al salir, claro, pero mientras está dentro vive con la ilusión de encontrar algo para llevarse a casa. Y así hasta que no queden tiendas en la ciudad…
Tato tiene una obsesión (muy fuerte) con la música, tanto que me sorprende que no sea él mismo músico. No sabe, ni quiere, hacer nada sin sus canciones (ruidosas) sonando de fondo. Cuando estaba en el instituto y le esperábamos en casa para comer, entraba por la puerta y decía “ehh” y se iba directo a su habitación para enchufar el móvil a la mini cadena y poner la canción que llevaría en su cabeza todo el día en clase. Cuando ya tenía lo de la música solucionado, se quitaba el uniforme y se ponía la ropa de casa. Cuando eso ya estaba solucionado y la canción había terminado, se presentaba en el salón para sentarse con nosotros a comer.
Tato es un alma de luz que pasea por este mundo sin saber que lo es. Todos aquellos que le conocemos sabemos lo que es, pero él aún no se ha dado cuenta. Yo no me canso de llamarle solete, pero él se fija más en como le chinchamos yo y su hermano.
Tato es cada vez más alto y cada vez más noble, sus rizos son cada vez más largos también. Cada cumpleaños brilla más y está más guapo. Siempre le digo de broma que me quedé yo con el peor hermano de los dos, pero tengo la suerte de tener a los dos en mi vida.
Podría pasarme horas contándoos historias de mi querido Tato, pero no puede ser. Mañana vamos a Madrid y yo tengo una mezcla extraña de preocupación, nostalgia e ilusión que no puedo con ello. Mi lado de organizadora se preocupa de que no salga como planeo por mucho que me diga a mi misma “suelta Emily, fluye…”, la nostalgia me viene por los viajes que hago a Madrid para ver a mis amigas Gema e Isa y la ilusión es por verle la cara al Tato y disfrutar de su cumpleaños junto a él.
Siente extraño ahora volver a una ciudad grande, porque hace apenas tres meses vivía en el centro de Barcelona y era mi día a día. Ahora es un viaje, algo esporádico, algo fuera de lo normal y eso me hace disfrutar de las cosas, que antes eran cotidianas, de una forma muy especial. Por muchos cafés de especialidad que me haya tomado en mis cafeterías favoritas de Bcn, pensar que voy a volver a pedirme un flat white en una ciudad grande me ilusiona. Pensar que voy a entrar en una librería con una gran selección de novelas en inglés me hace subirme por las paredes.
Antes vivía en medio de una jungla de edificios y personas, ahora vivo en medio de un valle rodeada de montañas y verde. Vivo mucho más tranquila y mi vida ha dado un giro de 180 grados. Me siento en harmonía y equilibrio con mi alma y no quisiera cambiarlo por nada (ahora mismo), pero poder tener la suerte y la oportunidad de volver un fin de semana con mis personas favoritas a hacer mis planes favoritos es como darle una entrada a Disney land a una cría pequeña.
Feliz cumpleaños Tato, espero que hayamos acertado y que pueda seguir caminando a tu lado muchos años más.